domingo, 30 de octubre de 2016

La investidura

No es un día cualquiera, es el día mas largo de la historia de nuestro país, es el camino hacia la Presidencia de España. Y no por un hombre cualquiera, no, ¡es un señor de Pontevedra!, no es despectivo, hace algunos años, él se definió de esa manera.

No caeré en el error del señor Baldoví dirigiéndose a él como "el gallego", craso error señor Baldoví, craso error, los gallegos, valencianos, extremeños o cualquier español de cualquier rincon de esta piel de toro, deben estar orgullosos de la región a la que pertenecen aparte de ser españoles. Comprendo que se quisiera hacer el gracioso, tal vez emulando el camarote de los hermanos Marx por el desconcierto que reinaba en la Cámara de los diputados, pero hoy no tocaba, y usted mismo se dio inmediatamente cuenta del error. «Excusatio non petita accusatio manifesta»

Los presidentes, directores generales e importantes accionistas del Ibex 35, metieron presión al grupo socialista para abstenerse en la investidura. En todo caso ha sido una guerra de los medios contra Podemos y los grupos nacionalistas minoritarios, preservando el nacionalismo de derecha periférico por sus afinidades, —que son muchas— con el nacionalismo españolista.

Puntualizamos:
Habrá maldicientes que piensen que estoy a favor de unos u otros, en este caso pudiera ser con los Podemitas —me suena a tribu bíblica— pero no, no es así, simplemente quiero separar los puntos de las comas y darle al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.

En la sesión de investidura de hoy, me han gustado en especial cuatro personajes, a saber:
Antonio Hernando, Gabriel Rufian, Albert Rivera, y el gran ausente, el protagonista de esta historia, él cual formará parte de la misma hasta el fin de los tiempos, y si la historia es justa con él, el tiempo sabiamente pondrá a cada uno en sus sitio, Don Pedro Sánchez Castejón, «desde aquí mi enhorabuena por su valentía y honradez», en los tiempos que corren, un joven padre de familia con un futuro prometedor, entregar su acta de diputado, sin mas, eso le avala. su discurso de despedida me ha emocionado, he sido critico con usted, muy critico —no me arrepiento— pero también quiero ser justo.

Antonio Hernando no tenia otra salida y así mismo haciendo de Casio, ha venido a decir a los suyos: «La falla, querido Brutus, no está en nuestras estrellas (Pedro Sanchez), sino en nosotros mismos».
Discurso bien construido y lleno de matices.

Gabriel Rufian el gran matador, sereno, eficaz, haciendo daño donde pretende, sin prisa, sosegadamente, un buen parlamentario, al que todos esperan aunque a nadie deje indiferente, sencilla y llanamente; un crack. Ha tenido las pelotas de no desdecirse al ser interpelado por la Señora Presidenta de la Cámara.

Albert Rivera haciendo uso de su apuesta, ha estado comedido y en su sitio, puntualizando bien los tiempos y sus connotaciones. Un buen parlamentario, tranquilo, eficaz y persistente, no tiene en mente preocuparse por los dimes y diretes, trabajo, trabajo y trabajo señor Iglesias.

El gran Ave Fenix, Lazaro resucitado, Don Mariano Rajoy y Brey;
elogiar la socarronería en sus respuestas, no mas. Pésimo parlamentario, un discurso mal construido, una dicción malisima, cerrando las frases de forma repetitiva, un perfecto José Isbert del siempre «Bienvenido Mr. Marshall».

Rafael V. Ortiz



Albert Rivera y Mariano Rajoy



Gabriel Rufian


Antonio Hernando


Pedro Sánchez Castejón

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