EN RESPUESTA A VIOLANTE CABRAL
Citaba en este blog: http://languedoctodoacambiodenada.blogspot.com/2012/01/los-cineastas-y-el-ministro-de-cultura.html, sobre la relacion del ministrable Wert y los hombres y mujeres de las Artes Escénicas, en alusión a su cita; "Soy uno de los vuestros"
Rafael ¿Cómo estás? Eres el primer español al que le pregunto. ¿están cambiando las cosas en España? Veo lo del La Ley del aborto, lo de la cadena perpetua, pero ¿se siente un cambio social? Como adicta a TVE, he percibido un cambio leve (su cobertura a la muerte de Don Manuel Fraga fue discreta y casi respetuosa. Vi un especial sobre Paracuellos en que también había apertura de mente, no sé) Por eso te pregunto, porque yo creo que el mundo del entretenimiento audiovisual como el cine y la tele son campos donde debería haber cambios. Un abrazo en Los cineastas y el Ministro de Cultura Wert
Virgilio y el Mecenazgo
Querida Violante no siento ninguna simpatia hacia el mundo del cine en España, aquí nadie se preocupa por hacer cine de verdad, es un cine subvencionado y como tal funciona con arreglo a quien le paga y los que pagan siempre son los mismos. El cine debe funcionar como una empresa y si no es así cierran la puerta y a su casa o que se busquen un mecenazgo privado que cubra sus gastos. Millones de euros del erario publico para hacer un cine politizado o vanguardista que nadie ve, no estoy de acuerdo. en Los cineastas y el Ministro de Cultura Wert
Es curioso porque precisamente hoy leo: http://www.hoyesarte.com/politica/nacional/10946-la-ley-de-mecenazgo-en-fase-avanzada-de-elaboracion.html
No tenia ni idea que se estaba elaborando esta ley; "Nunca es tarde si la dicha es buena"
EL MECENAZGO
Mecenas (Cayo Cilnio) era amigo del emperador romano Augusto
y protector de los poetas Horacio y Virgilio.
Su nombre ha pasado a ser sinónimo de protector de las artes.
Nadie duda de la necesidad del mecenazgo, sin el cual muchos
artistas no hubieran podido subsistir y hoy no tendríamos la posibilidad de
admirar sus obras.
¿Quienes eran los mecenas en el pasado, concretamente, en el
esplendor del renacimiento? Sabemos que
eran príncipes poderosos, reyes, banqueros y algún que otro particular llegado
a la opulencia. Pero todos, eran
conocedores que nos sólo sabían de arte, sino que además eran, al mismo tiempo,
excelentes pintores, poetas o músicos.
No deberíamos olvidar también lo que ha sido el gran patrocinio de la
iglesia católica. A ella se debe, sin
duda, el haber alcanzado las más altas cumbres en la arquitectura, la escultura,
la pintura y la música.
¿Quiénes ejercen hoy de mecenas?
Podríamos citar algunos ya de antigua tradición, por
ejemplo: el coleccionista. Pero hoy
éste, a diferencia del renacimiento, lo que busca generalmente es hacer una
buena inversión aconsejado por un galerista.
Es verdad que también hay quien tiene a gala coleccionar las cosas más
estrambóticas sin pretensiones crematísticas y sólo para presumir de una gran
‘colección’.
Lo que observamos de los protectores actuales, como
principal diferencia respecto de los del pasado, es la falta de aquel
conocimiento, de aquella sensibilidad. Nadie se imagina un coleccionista de hoy
extasiándose largas horas ante unos hierros retorcidos o un montón de basura
convertidos en ‘obras de arte’. Es
verdad que algunos son verdaderos expertos en arte contemporáneo, como lo son
también en su especialidad los coleccionistas de vitolas de puros o de cajas de
cerillas.
No digamos nada del galerista, quizás el más representativo
de los mecenas de hoy, al cual sólo le interesa su negocio e incrementar las
ventas. Para este fin, lo primero es
hacer una firma. Recordemos que un cuadro sin firma no vale nada. Otra cosa que buscan, para hacer más rentable
el negocio, es la rapidez en la confección de las obras. No les interesan artistas lentos,
concienzudos y reflexivos. Se busca una
fórmula más o menos original, no siempre a inspiración del artista, el cual es
aconsejado por la galería, que luego se repite en serie como si se tratara de
una fábrica. No les faltarán
consumidores previamente adoctrinados y manipulados para estos productos,
perfectamente presentados y empaquetados con el celofán de la cultura.
Todo esto nos parece muy bien, pero, ¡por
favor! no ennoblezcamos estos objetos llamándolos obras de arte.
¿Cuál es el criterio dominante en la decoración de una sala
de juntas de un gran banco? Por supuesto
se intenta buscar lo mejor. Si se trata
de pintura, se solicita el consejo de un experto. Este experto suele ser un
galerista, el cual, como buen comerciante lo que de verdad persigue es
vender. No deja de ser desconcertante
todo los relacionado con los galeristas y de cómo han sido elevados a la
categoría de árbitros indiscutidos de lo que debe ser considerado arte. Nadie los cuestiona y todos, como borregos,
seguimos sus directrices. El grado de
papanatismo a que hemos llegado causa asombro y es universal.