Languedoc y el viejo comunista

Languedoc y "El ché" en un viaje por España.

En un lugar de la vieja Lutecia de cuyo nombre, si puedo acordarme, vivía un joven comunista, que gustaba predicar e impartir su ideología, sin adarga antigua, ni lanza en ristre, ni rocín flaco, ni perro ladrador, acompañado de joven y fiel escudero, que mas que escudero, aprendiz, que ni calzas tuviese, para andar en el aprendizaje de la vida.

Conocieronse cuando el joven buscaba fuentes en el ancho mundo, para buen beber y mejor yantar, su sapiencia era mas pobre que su alma, que seca estaba de maravedies, pero llena de amor por hermosa joven, a la que había ofrecido un futuro prometedor.

Nunca fuera jovenzuelo
de vida tan bien servido

como fue aquel escudero,
cuando de su aldea vino

maestro que le enseñase
conocimiento divino

que en la vida le mostrase
la senda del buen camino.

El maestro lo educaba
con dogmatismo marxista

enseñándole que el mundo
es siempre del que resista

del que aguante los embates
que la vida le presenta

del que se mantiene siempre
en el umbral de su puerta.

Llamad siempre, antes de entrar,

que siempre obtendrás respuesta

que quien entra sin llamar

puede perder su cabeza.