miércoles, 22 de diciembre de 2010

Feliz Navidad 2010 de Felix Barroso

http://www.hoy.es/prensa/20101222/opinion/feliz-navidad-20101222.html

                                                     LA NOCHIGÜENAH

TREMENDO que tú y los que bebéis por el mismo jarro añoréis con tanto ahínco la Navidad de los cristianos! Quien apostrofaba de tal manera (caso verídico de una 'Nochigüénah') era un elemento cenceño y repeinado, ajeno a nuestra corrobla, pero que se metió a moscardonear cuando libábamos de pitarra en un bar; un tipo de esos que, dada su ideología, intentan patrimonializar desde la noción de España hasta todo lo que rezume cristianismo, envuelto, claro está, en ese rancio nacionalcatolicismo del que hacen gala. Pertenecen a ese gremio de individuos de mucho golpe en el pecho y que vociferan en la calle cuando alguien pretende, de buena fe y de acuerdo con la aconfesionalidad de nuestra Constitución, descolgar crucifijos y otros símbolos religiosos de los centros públicos. Si por algunos fuera, la imagen de Cristo, símbolo de la paz y de la vida, debería continuar presidiendo nuestras escuelas al lado de aquella otra que representa a un general de ingrata memoria, símbolo de la guerra y de la muerte. Más valía que leyeran y releyeran a Juan y a Marcos, preclaros evangelistas, que dejaron bien sentado aquello de «quien rinde culto a la personalidad, oprime y avasalla, yendo en contra de los designios de Jesús».


Pero, en fin, muchos de los que beben de mi mismo jarro y yo mismo solemos volverles educadamente las espaldas a quienes interrumpen airadamente nuestras chácharas en torno a la pitarra, y nos evadimos, en estas fechas, realizando una inmersión en la nostalgia. Bien dijo Joaquín Sabina que no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás existió. Sin embargo, nuestras nostalgias toman antiguos derroteros y se van, irremediablemente, a nuestras patrias infantiles, las únicas patrias en las que personalmente creo; sóbranme unidades de destino en lo universal y otras zarandajas imperiales. ¡Y vaya que si existieron nuestras patrias infantiles! Envueltas en nostálgicas borrinas, se allegan a nosotros y píntannos un mundo navideño donde la escasez era mucha pero mayores eran la alegría y la solidaridad. Responder podemos al poeta japonés Kobayashi Issa cuando preguntábase en sus versos: «¿Sentirán nostalgia los días de neblina las ninfas del cielo?» ¡Cómo no van a sentirla! Cuando la ajetreada desvalorización y el inhumano consumismo, alentados por esos mercados que no tienen alma, reman turbulentamente por nuestras arterias, precisamos aún más de la nostalgia. Llevados por su mano caliente, nos vemos convertidos en muchachos heridos por sabañones, embutidos en bastas calzonas de pana, con botas o sandalias boquihambrientas, recogiendo por tapias y canchales los líquenes y musgos para el mágico y grandioso nacimiento que montaban en la iglesia... No había 'papasnoeles' ni árboles cargados de bombillas; holgaban, entonces, anglosajones tradiciones por estos campos de bellotas.


¡Cuánto habría que hablar de esas fechas que giran en torno al solsticio de invierno que ya fueron celebradas por antiguas culturas! Otro día seguiremos. Ahora, desde los vértigos que acometen nuestra 'Pingolla', sólo nos resta por desearles, a chicos y grandes y a tirios y troyanos y a rojos y azules, ¡fraternal y feliz navidad!

             Felix Barroso.

1 comentario:

Rafael Valiente Ortiz dijo...

Los extremeños tenemos un arte especial para decir las cosas, no es que comparta enteramente tu opinión, pero me gusta como lo dices.

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