Un profundo accidente natural separaba
las tierras vetonas del
norte
con las tierras lusitanas del sur; el río Tagus.
Desde
su nacimiento en la sierra de Albarracín se vuelca sorteando enormes barrancos,
creando cañones con profundos tajos que parecen cortar
las pizarrosas montañas que va horadando hasta llegar
a tierras lusitanas para morir en un majestuoso estuario vertiendo sus aguas en la
mar océano.
Roma había ganado la partida se había impuesto a los vetones y ganado la batalla a las tribus seanoco que poblaban en aquel momento la parte norte de
PONTEM PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI
“El puente que
permanecerá en pie por los siglos del mundo”
Yo,
Cayo Julio Lacer, maestro constructor de lo que hoy llamáis, el Puente de Alcántara,
y en el que mis cenizas, esperando que la tierra me fuera leve, fueron
entregadas al Templo que hice construir para el culto y veneración de los
dioses y del César.
Obra
arquitectónica en la que quise reflejar las tres cualidades que exigía el antiguo
Vitrubio a toda edificación: "Firmitas", "Utilitas" y
"Venustas", es decir: Firmeza, Utilidad y Hermosura.
Los
Dioses, alabados sean, me acompañaron durante la construcción
de este paso sobre el rio Tagus, que desde Norba comunicaría Conimbriga, ya en
nuestra provincia romana de la
Lusitania , y desde allí a Olisipo, al sur o a Brácara
Augusta, al norte.
Hice
dejar escritas en las cuatro lápidas que fueron colocadas en el Arco de
Triunfo, a todos los pueblos que con sus tributos contribuyeron a la construcción
del puente, pero el paso del tiempo las hicieron desaparecer y la copia que
actualmente encontraréis os puede hacer pensar que solo estos pueblos fueron
los que sufragaron la obra. Viajero¡¡¡, piensa que eran muchas las ciudades de
la antigua Lusitania que se beneficiaron de esta comunicación con la vía de la Plata y con el resto del
Imperio.
Orgulloso
de mi obra, y pecando de cierta vanidad, que vosotros justificareis al ver el
Puente, hice dejar escrito, con el favor de mi Emperador Trajano: PONTEM
PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI: El puente que permanecerá en pie por los
siglos del mundo.
Y
hoy, mientras lees estas palabras, la profecía continua, mi obra sigue en pie
tras veinte siglos de continuos combates contra la rápida corriente del caudaloso
Tajo y los sacrílegos atentados del hombre.
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