miércoles, 19 de diciembre de 2012

EL PUENTE ROMANO DE ALCÁNTARA Y ALCÁNTARA




       Un profundo accidente natural separaba las tierras vetonas del
norte con las tierras lusitanas del sur; el río Tagus.

Desde su nacimiento en la sierra de Albarracín se vuelca sorteando enormes barrancos, creando cañones con profundos tajos que parecen cortar las pizarrosas montañas que va horadando hasta llegar a tierras lusitanas para morir en un majestuoso estuario vertiendo sus aguas en la mar océano.

Roma había ganado la partida se había impuesto a los vetones y ganado la batalla a las tribus seanoco que poblaban en aquel momento la parte norte de la Lusitania, para unir las dos tierras mando construir dos puentes uno al paso del Tagus (Tajo) por el valle de Alconetar y otro en el profundo tajo de Ovila (Alcantara) donde hoy se encuentra el puente de los puentes:

           PONTEM PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI
          El puente que permanecerá en pie por los siglos del mundo


Yo, Cayo Julio Lacer, maestro constructor de lo que hoy llamáis, el Puente de Alcántara, y en el que mis cenizas, esperando que la tierra me fuera leve, fueron entregadas al Templo que hice construir para el culto y veneración de los dioses y del César.

Obra arquitectónica en la que quise reflejar las tres cualidades que exigía el antiguo Vitrubio a toda edificación: "Firmitas", "Utilitas" y "Venustas", es decir: Firmeza, Utilidad y Hermosura.

Los Dioses, alabados sean, me acompañaron durante la construcción de este paso sobre el rio Tagus, que desde Norba comunicaría Conimbriga, ya en nuestra provincia romana de la Lusitania, y desde allí a Olisipo, al sur o a Brácara Augusta, al norte.

Hice dejar escritas en las cuatro lápidas que fueron colocadas en el Arco de Triunfo, a todos los pueblos que con sus tributos contribuyeron a la construcción del puente, pero el paso del tiempo las hicieron desaparecer y la copia que actualmente encontraréis os puede hacer pensar que solo estos pueblos fueron los que sufragaron la obra. Viajero¡¡¡, piensa que eran muchas las ciudades de la antigua Lusitania que se beneficiaron de esta comunicación con la vía de la Plata y con el resto del Imperio.

Orgulloso de mi obra, y pecando de cierta vanidad, que vosotros justificareis al ver el Puente, hice dejar escrito, con el favor de mi Emperador Trajano: PONTEM PERPETUI MANSVRVM IN SECULA MVNDI: El puente que permanecerá en pie por los siglos del mundo.

Y hoy, mientras lees estas palabras, la profecía continua, mi obra sigue en pie tras veinte siglos de continuos combates contra la rápida corriente del caudaloso Tajo y los sacrílegos atentados del hombre.

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